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viernes, 1 de octubre de 2010

De 0 meses a 1 año


De 0 a 1 mes se observan básicamente conductas reflejas: deglución, actividad corporal, succión, etc.
Al llegar al mes fija la mirada en objetos por períodos cortos.
De 1 a 2 meses sigue con la mirada un objeto que se mueve dentro de su campo visual.
De 2 a 3 meses si se retira un objeto que el está viendo, continua mirándolo hacia el lugar donde desapareció, como esperando que reaparezca por él mismo lugar.
A los 3 meses mira el movimiento de sus manos, situadas frente a él en la línea media del cuerpo. También trata de alcanzar y tocar un objeto suspendido frente a él.
A la misma edad, 3 meses, discrimina a su madre de otras personas.
Entre los 4 y 6 meses descubre los objetos que están parcialmente ocultos.
De 1 a 2 años

A los 12 o 13 meses puede sacar objetos de un recipiente, uno por uno.
Entre los 14 y 15 meses busca y utiliza un objeto que le ayude a alcanzar a otro (palo, cordel, etc.).
Alrededor de los 15 y 16 meses es capaz de hacer pares de objetos semejantes, al mismo tiempo también puede hacer pares con las ilustraciones de los mismos. En esta edad es capaz, de igual manera, de señalar el objeto que se le nombra.
Entre los 18 y 19 meses sigue órdenes que estén relacionadas, por ejemplo: ve al cuarto y trae mi cartera.
A los 19 meses imita lo que ha observado, lo que sus padres o hermanos hacen. Por ejemplo hablar por teléfono, actividades del hogar, etc.
Alrededor de los 20 y 22 meses, busca en varios sitios un objeto que ha sido escondido, sin él ver. En esta edad el niño es capaz de armar rompecabezas de dos o tres piezas.
A los 21 meses, cuando el niño imita puede utilizar varios objetos para representar ciertas acciones, como por ejemplo hacer rodar una caja representado un carro.
Al llegar a los 22 meses el niño dramatiza, abraza muñecos y los mece.
Entre los 22 y 24 meses, imita modelos o situaciones ausentes (que representan experiencias previas). En esta etapa el niño también puede representarse las acciones antes de ejecutarlas, por lo tanto puede analizar situaciones sencillas antes de actuar.
Como conclusión se puede decir que el niño es capaz de buscar y buscar cosas que se le han escondido, puede nombrar y reconocer distintas partes de su cuerpo y relacionarlas con las de otras personas; imita la conducta de los adultos en especial la de sus padres.
De 2 a 3 años

Encuentra un libro específico que se le pide.
Completa un tablero de formas geométricas de 3 piezas.
Dibuja una línea horizontal imitando al adulto.
Copia un círculo.
Hace pares con los objetos de la misma textura.
Señala "lo grande" y "lo pequeño", cuando se le pide.
Dibuja imitando al adulto.
Asocia colores, estableciendo pares de objetos con idéntico color.
Discrimina semejanzas y diferencias entre objetos que presentan gran contraste.
Coloca objetos adentro, afuera, arriba, abajo, cuando se le pide.
Nombra la acción que muestran las ilustraciones.
Hace pares con una figura geométrica y su ilustración.
Arma rompecabezas de cinco y seis piezas.
De 3 a 4 años

Su pensamiento es egocéntrico, animista y artificialista.
No distingue las experiencias reales de las imaginarias, confundiendo con facilidad la fantasía con la realidad.
Identifica los colores primarios y algunos secundarios.
No es capaz de hacer correspondencia entre objetos.
Distingue entre objetos grandes y pequeños, pesados y livianos.
Hace clasificación por 1 atributo.
Distingue con objetos concretos los cuantificadores: muchos, pocos, todos, ninguno.
Recuerda la melodía de las canciones conocidas.
Sigue la secuencia o patrón (tamaño, color), que se le da con bloques o cuentas.
Cuenta hasta 10 imitando al adulto, pero no hace correspondencia.
Identifica y nombre objetos que son iguales y/o diferentes.
Identifica por lo menos 3 figuras geométricas (círculo, cuadrado y triángulo).
Representa la figura humana como un monigote.
A ciertas partes de sus dibujos les da nombres, pero varía constantemente de denominación ya que carece de intencionalidad al hacerlos.
Separa objetos por categorías.
Añade una pierna y/o un brazo a una figura incompleta de un hombre.
Como conclusión de las características de esta edad se puede decir que el niño coloca y nombra la cruz, el círculo.
De 4 a 5 años


Recuerda por lo menos 4 objetos que ha visto en una ilustración.
Dice el momento del día en relación a las actividades, por ejemplo: hora de merendar, hora de la salida, etc.
Su pensamiento es intuitivo, fuertemente ligado a lo que percibe directamente.
Hace diferencia entre lo real y lo imaginario.
Establece semejanzas y diferencias entre objetos, referidas a los elementos tales como forma, color y tamaño.
Repite poemas conocidos para él.
Identifica y nombra colores primarios y secundarios.
Nombre la primera, la del medio y la última posición.
Cuenta hasta 10 de memoria, pero su concepto numérico no va más allá de uno dos, muchos, ninguno.
El dibujo típico del hombre lo representa con una cabeza con dos apéndices como piernas, ojos, nariz y boca (alrededor de los 4 años), observándose una mejor estructuración en la representación de la figura humana alrededor de los 5 años.
Da nombre a lo que dibujo o construye, y la intención precede a su ejecución.
Identifica nombrando o señalando las partes que faltan a un objeto o ilustración.
Hace conjuntos de 1 a 10 elementos siguiendo una muestra.
Sus ¿por qué? Obedecen más a un sentido finalista que a uno causal.
Maneja correctamente relaciones espaciales simples: arriba, abajo, afuera, adentro, cerca, lejos.
Clasifica por 1 atributo a los 4 años, logrando por 2 atributos alrededor de los 5 años.
Puede seriar de tres a cinco elementos.
De 5 a 6 años

Completa un laberinto simple.
Dice el día y mes de su cumpleaños.
Su capacidad de atención aumenta notablemente. Permanece hasta 45 – 50 minutos desarrollando la misma actividad.
Se interesa por el origen y utilidad de las cosas que lo rodean.
No tiene dominio claro de la concepción del tiempo.
Clasifica por 3 atributos.
Realiza seriaciones hasta de 10-12 elementos.
Coloca varias cosas en orden tomando en consideración algunos de los siguientes criterios: tamaño, tonalidades de un color, grosor, peso.
Identifica y nombra: círculo, cuadrado, triángulo, rectángulo, óvalo, rombo, hexágono.
Cuenta por lo menos hasta 20 objetos y dice cuantos hay.
Establece correspondencia 1 a 1, comparando el número y la cantidad de elementos de manera correcta.

sábado, 7 de agosto de 2010

Manejo de limites y disciplina.



DISCIPLINA Y MANEJO DE LIMITES EN LOS NIÑOS.
Una disciplina eficaz a la hora de aplicar los límites a nuestros hijos es lo más importante. Si nosotros presentamos una buena regla, nuestro hijo estará dispuesto a cumplirla porque lo que quieren ellos es agradarnos. No nos encontramos preparados para establecer los límites. Nos falta habilidad para hacerlo. Hablamos demasiado, exageramos en la emoción, y en muchos casos, nos equivocamos en nuestra forma de expresar con claridad y con demasiada autoridad. Cuando necesitamos decir a nuestros hijos que deben hacer algo y "ahora" (recoger los juguetes, irse a la cama, etc.), debemos tener en cuenta algunos consejos básicos:

Debemos tener objetividad

Es frecuente oír de nosotros mismos y de otros padres expresiones como "Pórtate bien", "Sé bueno", o "no hagas eso" Las expresiones significan diferentes cosas para diferentes personas. Nuestros hijos nos entenderán mejor si hacemos nuestras normas de una forma más concreta. Un límite bien especificado dice a un niño exactamente lo que debe estar hecho. "Habla bajito en una biblioteca "; "Da de comer al perro ahora": "Agarra mi mano para cruzar la calle". Esta es una forma que puede aumentar substancialmente la relación de complicidad de su hijo.

Ofrezca opciones

En muchos casos podemos dar a nuestros hijos una oportunidad limitada de decidir como cumplir sus "órdenes". La libertad de oportunidad hace que un niño sienta una sensación de poder y control, reduciendo las resistencias. Por ejemplo: "Es la hora del baño. ¿Lo quieres tomar con la ducha o en la bañera llena?"; "Es la hora de vestirse. ¿Quieres elegir un traje, o lo hago yo? Esta es una forma más fácil y rápida de decir a un niño exactamente lo que hacer.

Sean firmes

En cuestiones realmente importantes, cuando existe una resistencia a la obediencia, nosotros necesitamos aplicar el límite con firmeza. Un límite firme dice a un niño que él debe parar con dicho comportamiento y obedecer a tus deseos inmediatamente. Por ejemplo: "Vayas a su habitación ahora" o "¡Pare!, los juguetes no son para tirar". Los límites firmes son mejor aplicados con una voz segura, sin gritos, y una seria mirada en el rostro. Los límites más suaves suponen que el niño tiene una opción de obedecer o no. Ejemplos de ligeros límites: "¿Porqué no lleva tus juguetes fuera de aquí?"; "Debes hacer las tareas de la escuela ahora"; " Venga a casa ahora, ¿vale?" e "Yo realmente deseo que te limpies". Esos límites son apropiados para momentos cuando se quiere que el niño actúe en un cierto camino. De cualquier modo, para esas pocas obligaciones "debe estar hecho", serás mejor cómplice de su hijo si les aplica un firme comando. La firmeza está entre lo ligero y lo autoritario.

Acentúa lo positivo

Los niños son más receptivos en "hacer" a lo que les ordenan. Directivas cómo el "no" o "pare" dicen a un niño que es inaceptable pero no explica qué comportamiento le gustaría en cambio. En general, es mejor decir a un niño lo que debe hacer ("Habla bajo") antes de lo que no debe hacer ("No grite"). Padres autoritarios dan más órdenes "no", mientras los demás están propensos a aplicar el orden con el "hacer".

Se mantengan al margen

Cuándo decimos "quiero que te vayas a la cama ahora mismo", estamos creando una lucha de poder personal con nuestros hijos. Una buena estrategia es hacer constar la regla de una forma impersonal. Por ejemplo: "Son las 8, hora de acostarse" y le enseña el reloj. En este caso, algunos conflictos y sentimientos estarán entre el niño y el reloj.

Explica el porqué

Cuando una persona entiende el motivo de una regla, como una forma de prevenir situaciones peligrosas para sí mismo y para otros, se sentirá mas animado a obedecerla. De este modo, lo mejor cuando se aplica un límite, es explicar al niño el porqué tiene que obedecer. Entendiendo la razón para el orden ayuda a los niños a que desarrollen valores internos de conducta o comportamiento- una conciencia. Antes de dar una larga explicación que puede distraer a los niños, manifieste la razón en pocas palabras. Por ejemplo: "No muerdas a las personas. Eso les hará daño"; "Si tiras los juguetes de otros niños, ellos se sentirán tristes porque les gustaría jugar aún con ellos".

Sugiera una alternativa

Siempre que apliques un límite al comportamiento de un niño, intente indicar una alternativa aceptable. Por hacerlo sonará menos negativo y su hijo se sentirá menos desaventajado. De este modo, te empeñas en decir "no sé si te gustaría mi pintalabios, pero eso es para los labios y no para jugar. Aquí tienes un lápiz y papel en cambio". Otro ejemplo sería decir "No te puedo dar un caramelo antes de la cena, pero te puedo dar un helado de chocolate después". Por ofrecerle alternativas, le estás enseñando que sus sentimientos y deseos son aceptables. Este es un camino de expresión más correcto.

Sea seriamente consistente

Una regla puntual para una efectiva puesta del límite es evitar una regla repetitiva. Una rutina flexible (acostarse a las 8 una noche, a las 8 y media en la próxima, y a las 9 en otra noche) invita a una resistencia y se torna imposible de cumplir. Rutinas y reglas importantes en la familia deberían ser efectivas día tras día, aunque estés cansado o indispuesto. Si das a tu hijo la oportunidad de dar vueltas a sus reglas, ellos seguramente intentarán resistir.

Desaprueba la conducta, no el niño

Es necesario que dejemos claro para nuestros hijos que nuestra desaprobación está relacionada a su comportamiento y no directamente a ellos. No les estamos rechazando. Lejos de decir "Niño malo" (desaprobación del niño). Deberíamos decir "No muerdas" (desaprobación de la conducta). En lugar de decir "realmente no puedo controlarte cuando actúas de esta forma", deberíamos decir, "Estas latas no están para tirar. Deben quedar en el estante del almacén".

Controla las emociones

Los investigadores señalan que cuando los pares están muy enojados castigan más seriamente y son más propensos a ser verbalmente y/o físicamente abusivos a sus niños. Hay épocas en que necesitamos llevar con más calma, y contar hasta diez antes de reaccionar. La disciplina es básicamente enseñar al niño cómo debe comportarse. No se puede enseñar con eficacia si usted es extremamente emocional. Delante de un mal comportamiento, lo mejor es llevar un minuto de calma uno mismo, y después preguntar con calma, "¿que sucedió aquí?". Todos los niños necesitan que sus padres establezcan las guías de consulta para el comportamiento aceptable. Cuanto más expertos hacemos en fijar los límites, mayor es la cooperación que recibiremos de nuestros niños y menor la necesidad de aplicar consecuencias desagradables para que se cumplan los límites. El resultado es una atmósfera casera más agradable para los padres y los hijos.